En nuestra amplia experiencia en la lucha contra la pediculosis, hemos podido comprobar que el principal motivo del fracaso de tratamientos en el hogar tiene que ver con eliminar las liendres del piojo de manera deficiente. De esta manera, el inconveniente persistirá y volverá a reproducirse.
No son pocas las veces que los padres se preocupan de localizar y retirar piojos, consiguiendo grandes resultados, pero, a la vez, se olvidan de las liendres. Esto es contraproducente, ya que provocará un nuevo brote de estos parásitos en muy poco tiempo.
Pero, ¿qué son las liendres? Estamos ante unos pequeños huevos que los piojos depositan en el cuero cabelludo de los niños. Tras un tiempo determinado, esos huevos eclosionarán, permitiendo la aparición de un nuevo piojo joven.
Gracias a nuestra trayectoria en este campo, podemos contarte que eliminar las liendres del piojo puede ser igual de difícil (o más) que deshacerse del propio piojo. De hecho, es necesario un procedimiento particular para poder obtener los mejores resultados y, sobre todo, los más perdurables en el tiempo.
Tienes que saber que los productos que se compran en tiendas y farmacias para la eliminación de piojos y que se aplican en casa, no matan las liendres. De hecho, la única manera de matarlas es moverlas del sitio donde han sido colocadas. Así, estos productos antipiojos se encargarán de eliminar a estos parásitos, pero no a sus huevos.
¿Entonces? Para eliminar las liendres del piojo es necesario apostar por la utilización de la lendrera. Hay que pasarla por el pelo para arrastrar las liendres que quedan pegadas en la base del pelo, pegadas al cuero cabelludo.
Además, es básico apostar por la utilización de esta herramienta, ya que, si tratáramos de quitar las liendres con la mano, no conseguiríamos buenos resultados. De hecho, lo más habitual es retirar las liendres que están a mitad de pelo (ya muertas). Las vivas, en cambio, están pegadas al cuero cabelludo y, en ocasiones, son imperceptibles al ojo humano. Por ello, es tan importante usar la lendrera y arrastrar esas liendres que no se ven, hacerlas visibles y retirarlas de las cabezas de nuestros pequeños.
En último lugar, un pequeño consejo. Hazte con una lendrera de calidad, metálica y con las púas microcanaladas. Las de plástico o las que acompañan a productos antipiojos no suelen ser eficaces.