¿Cuándo es importante mirar la cabeza de nuestros hijos? Hay ciertos momentos en los que tendremos que extremar las precauciones, como cuando recibimos una circular del colegio informando que hay piojos en las aulas, cuando nuestro hijo o hija se rasca demasiado la cabeza o cuando familiares o amigos tienen piojos. Son situaciones que ponen en peligro a nuestros pequeños. En estos momentos es cuando deberemos llevar a cabo una detección de piojos para comprobar que todo está bien.
La detección es junto a la prevención las dos principales herramientas que tenemos para luchar contra la pediculosis. Tiene que quedar muy claro que los piojos no transmiten enfermedades bajo ninguna circunstancia. Lo mismo ocurre con el hecho de que no nos los contagian los animales. Se transmiten por contacto o intercambiando diademas, gorras o peines… Pero lo más importante es que no hay que tener miedo de ellos.
Una buena detección de piojos permite solucionar el problema
Tienes que tener muy presente que las liendres están pegadas al cuero cabelludo, mientras que los piojos se mueven por la cabeza de manera veloz. Lo más habitual es que se localicen detrás de las orejas, en la nuca o en la parte posterior de la cabeza.
La detección de piojos deberá iniciarse por estas zonas, cogiendo un peine y separando capas de pelo una a una, observando de manera precisa si encontramos algún piojo o alguna liendre.
Es habitual que las liendres puedan confundirse con caspa, pero la liendre está muy pegada al pelo, mientras que la caspa se mueve y desprende con facilidad. Para diferenciar una de otra, bastará con soplar y ver qué ocurre.
Además, los piojos son pequeños y negros, pero esto no impide para que podamos verlos de manera sencilla. A la hora de retirarlos, ten presente que son realmente rápidos. En los exámenes exhaustivos es habitual ver las liendres, pero, a veces, no los piojos.
En cualquier caso, cuando hayamos terminado de observar la cabeza de nuestro pequeño, si detectamos algún tipo de problema, será el momento idóneo para iniciar el tratamiento. No hay que esperar ni lo más mínimo, ya que aumentaríamos las probabilidades de contagio con el resto de miembros de la familia.