¿Estamos ante la pregunta del millón? Seguramente sí. ¿Por qué pican los piojos? Que nos afecte o no, puede ser algo aleatorio, aunque lo cierto es que, con prevención y cuidados, estos parásitos tendrán mucho más difícil su tarea.
Todo el mundo tiene a algún conocido que ha padecido piojos. Quizá es él mismo el que ha tenido que pasar por este inconveniente. En cualquier caso, es un problema que puede afectar a cualquier miembro de la familia, desde los más pequeños hasta padres o abuelos.
Lo cierto que son varios los motivos por los que pican los piojos, pero ninguno de ello es que nuestro pequeño es propenso, que tiene la sangre muy dulce, que tiene el pelo limpio (o sucio) o porque se le ha abierto “la piojera”. Todas estas afirmaciones son mitos que se crean alrededor de los piojos y que tienen poco o nada de cierto.
De hecho, los piojos no tienen capacidad para detectar si una sangre es más dulce o no. Básicamente, porque no tiene azúcar. Pero lo que sí tiene es cloruro sódico (sal). Por tanto, estos insectos no acuden a nuestras cabezas atraídos por la dulzura de nuestra sangre. De hecho, estamos seguros que les importa más bien poco.
Tampoco prefieren el pelo limpio ni al sucio. Como podremos imaginar, los piojos se mueven únicamente por su instinto de supervivencia. Son parásitos y, como tales, no tienen más preocupaciones que contagiar a sus huéspedes y reproducirse. En este sentido, no importa si tus hijos tienen el pelo limpio o sucio, ya que poder padecer un inconveniente de este tipo no tiene nada que ver con ello.
La tercera de las respuestas a la pregunta de por qué pican los pijos habla sobre la “piojera”. Pero, ¿qué es la piojera? Básicamente algo que no existe. Tenemos que ser conscientes de que a los piojos les gustan las cabezas con pelo. Ya está. Ni distinguen en longitud ni tampoco lo hacen con el color.
Estos insectos pican porque se alimentan de sangre y, para conseguirla, tienen que hacer una pequeñísima herida en nuestro cuero cabelludo. Padecer este problema puede ser buena o mala suerte o puede reducirse gracias a la prevención. Pero, en ningún caso, existe predisposición ni nada parecido.